6 meses después...llegó el invierno en Australia

Segunda Parte de las aventuras de Lorena y Sam por Australia... Si quieres saber cómo fueron los 6 primeros meses, visita:
Y ahora, ¿Qué hora es en Australia?
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martes, 14 de junio de 2011

Music inside my head (Volumen 2)

Vuelvo a buscar historias dentro de mi iPod de 60 gigas de memoria. Las hay tristes, crueles, divertidas; pero no puedo dejar que esto se quede sólo para mí. Necesito compartirlo con todos vosotros. Me siento en el sofá, giro la rueda que busca las canciones al azar y disfruto de éstas tres canciones con historia.

Enter Sandman, Metallica (1991)

El manager de Metallica acaba de recibir una oferta multimillonaria del gobierno de los Estados Unidos. Un millón de dólares por cada canción que el grupo toque delante de un grupo de presos en  Guantánamo. El manager se lo suelta así a los cuatro.
"¿Tortura? Nosotros hemos estado torturando con nuestra música durante años a nuestros padres, a nuestras esposas, a nuestros amigos, a la gente que queremos? ¿Por qué tendrían los iraquíes que ser diferentes?", esa es la respuesta del cantante de Metallica a la propuesta. El resto del grupo no tiene voz ni voto. El avión privado del grupo está esperando en el aeropuerto de Los Ángeles para llevarlos al sureste de la isla cubana.
En la prisión de Guantánamo todos los presos esperan encadenados la llegada del grupo. Los carceleros han probado todas las torturas posibles pero ninguna funciona. Nadie dice dónde está Bin Laden. Algún pez gordo del departamento de defensa del gobierno de Estados Unidos tuvo la idea. “Con éstos cerdos no sirve la música enlatada. Qué vengan los de verdad a tocar en su puta cara y nos van a decir todo lo que queremos saber”.
Los prisioneros están atados de pies y manos, encadenados al suelo dentro de un habitáculo de seis metros cuadrados; el aire acondicionado marca siempre menos de 5 grados centígrados. En este estado, el nivel de ansiedad y los daños psicológicos son incalculables.
“No  hay mejor dinero gastado que éste”, le dice el manager del grupo al pez gordo del departamento de defensa.
“Estoy convencido que sus chicos lo conseguirán. Pero ya sabes que quiero que toquen la misma canción una y otra vez. Según lo acordado. Con “El hombre del saco” van a terminar diciéndonos dónde se esconde la última cucaracha de la tierra”.
Después de escuchar siete veces la canción al máximo nivel de volumen, ningún preso de Guantánamo ha soltado nada. El sudor de los cuatro componentes se ha manchado con millones de dólares que no sirven para encontrar a ninguna cucaracha. “La última vez y nos vamos”, suelta el cantante mirando al bajista. Sonido de baquetas marcando el “un, dos, tres, cuatro” y vuelta a empezar.

Y al final encontraron a Bin Laden.


Bohemian Rhapsody, Queen (1975)

“Yo no puedo entrar en el cuerpo de éste tío…”
“Son ordenes de arriba, chaval. Estamos a punto de culminar. Es tu turno”
“¡Pero tú has visto quién es! Tú también tienes conexión con los ojos, verdad”
“Si, ya sé quién es, pero no es nuestro problema. Era su problema saber con quién se metía en la cama”.
“Y si abortamos la gran explosión y no entramos ninguno de nosotros. A veces pasa…”
“Tú estás tonto. Estamos en plena expansión mundial y tú pretendes elegir a quién infectamos y a quién no. Si no se toman precauciones, es lo que les va a pasar a todos de aquí en adelante”
“Voy a ser el culpable de la futura muerte de una estrella del rock”
“Piénsalo de otra manera. Estás a punto de entrar en el cuerpo de una estrella del rock, vas a hacer que su sistema inmunitario se debilite, que sus glóbulos blancos luchen contra ti y no te venzan. Acuérdate todo lo que te enseñaron en la escuela. La gente se va a concienciar cuando se entere del motivo de su muerte. La enfermedad está imparable en éstos momentos. Con un par de muertes de famosos, el mundo nos da la importancia y el respeto que merecemos…. ¿Por qué me tocan siempre los cobardes?”
“No estaba preparado para éste momento”
“Ya no hay tiempo para dar marcha atrás”
“Podemos esperar a infectar a otro de sus muchos amantes. No podemos hacerle esto al mundo de la música”
“Pero quién coño te ha explicado a ti la función de tu existencia, chaval. ¿Sabes a qué nos dedicamos? No somos hermanitos de la caridad. Somos una puta plaga”.
“Sólo quería darle una última oportunidad, es uno de mis grupos favoritos, joder”.
“Sí, señor, ahora mismo se lo comunico. Oye, que los de arriba me dicen que quedan menos de diez segundos para la culminación. Joder, éste tío tiene un aguante increíble”.
“No puedo, no puedo ser el culpable de la muerte de Freddy, no puedo”.
“¡Vamos niñato! En posición y cuenta atrás…tres, dos, uno…”

El constipado que Freddy Mercury no termina de curarse desde hace un par de semanas le ha llevado hasta el hospital del centro de Londres. Tiene que hacerse un análisis de sangre para descartar cualquier enfermedad peligrosa.
El médico le entrega los resultados del análisis una semana más tarde con semblante muy serio. Freddy está a punto de abrir el sobre con los resultados de su análisis de sangre.
 

Wanted Dead or Alive, Bon Jovi (1986)

El batería de Bon Jovi es el único que sigue metiendo groupies en su camerino. Los demás se han casado, divorciado, son casi abuelos y ya no quieren meterse en líos con las fans más ligeras de cascos. Cada miembro tiene su camerino separado del resto. No hay necesidad de compartir espacio cuando eres una estrella del rock. Han llegado a ese estatus después de muchos años sacando canciones que ponían patas arriba a cualquier adolescente con las hormonas en plena ebullición. Bon Jovi tiene su propio camerino al que es prácticamente imposible acceder. Antes de cada concierto necesita más de dos horas para cubrir su mayor secreto. Hoy tocan en Winnipeg (Canadá) y la groupie que estaba hace un momento en el camerino del batería se está paseando por la zona prohibida sin que ningún gorila le haga caso. Bon Jovi se ha olvidado hoy de cerrar la puerta de su camerino con llave. La groupie intuye que las iniciales J.B.J no se refieren a ninguna marca de whisky. “Éste debe ser el camerino de Jon”, piensa la chica mirando alrededor para que nadie la descubra. Bon Jovi sigue tapándose su mayor secreto delante del espejo. Es un trabajo duro que lleva haciendo desde que cambió de look a principios de los 90. La groupie se acerca a la puerta del camerino y gira la manilla de la puerta, sin hacer ruido. Cuando abre la puerta descubre el mayor secreto de la historia del Rock.
“Eres completamente calvo, ¡noooo!”, la groupie que retozaba con el batería hace media hora, acaba de descubrir la verdad de Bon Jovi.
“¿Y tú quién demonios eres?”, le dice Bon Jovi intentando colocarse la peluca rápidamente. Se la pone al revés y no es capaz de ver nada. “¿Cómo has conseguido entrar aquí? Malditos gorilas canadienses ineptos”, Bon Jovi se coloca su peluca como puede y le dice a la groupie que entre dentro.
“¡Dios, no puede ser! Eres una puta bombilla”, la groupie acaba de ver a su ídolo en su más dolorosa realidad.
“Verdad que esto va a quedar entre nosotros, amor”
Bon Jovi no tiene más remedio que hacer lo mismo que viene haciendo desde hace muchos años cada vez que una fan descubre su secreto. Desde que están en Canadá ha tenido que hacerlo con cuatro chicas más.  Matarla.
El Winnipeg News del día siguiente abre su portada con éste  titular.
“Quinta fan de Bon Jovi que desaparece después de un concierto del grupo en su gira por Canadá. La policía sospecha que pueda tratarse de alguien cercano a la banda”.


Apago mi iPod antes de ponerme a cenar. Ya son las 18:30 y mi cabeza necesita un poco de tranquilidad. Los sueños se empiezan a despertar en España. Buenos días y que la buena música os acompañe en éste día de otoño frío en South Australia.

martes, 24 de mayo de 2011

Flashes del cumpleaños de Luca

Volvemos a casa 12 horas después de haber empezado la fiesta del primer cumpleaños de Luca, el hijo de Tom y Melanie. Toda nuestra ropa, los zapatos, el coche, el pelo, la piel, es un inmenso y penetrante aroma de madera quemada; cenizas, restos de huesos quemados en la hoguera del jardín, humo de barbacoa y fogata. No es que se haya quemado nadie, lo que pasa es que estar tantas horas delante de una hoguera tiene estas consecuencias. Deberíamos meternos directamente en la lavadora. Poner el programa a 90ºC, lejía (sin suavizante) y que las dos horas del programa más largo de nuestra Whirlpool se encargase de eliminar este olor. No me imagino ser la esposa de un bombero que apaga incendios en cualquier bosque del mundo.
“Deberías cambiar de trabajo, mi vida”.
“Siempre quise ser bombero, no puedo dejarlo”.
“Toda tu ropa huele a “chotuno”; esto es  insoportable. ¿No te podías quedar en la ciudad y rescatar gatitos de los arboles?”

La esposa del bombero de bosques debe tener dentro de sus fosas nasales metido el mismo aroma que desprendemos nosotros ahora. No son horas de poner la lavadora: seguro que el bebé de los vecinos está dormido y nos sabría mal despertarlo. Ni de meterse en la ducha: a las 2:30 de la madrugada, después de un día tan intenso, lo que realmente necesitamos es meternos en la cama, dormir y dejar mañana la casa aireándose durante todo el día para que desaparezca éste olor. Antes de que mis ojos se cierren empujados por un ejército de motas de ceniza, repaso alguno de los momentos de éste primer cumpleaños del pequeño Luca. Un Aries devorador de pasteles de chocolate que tiene la piel de su madre y los ojos de pillo de su padre.

Flash Número 1: El pollo y las cervezas.
Todo lo que necesitamos llevar a la barbacoa son unos trozos de pollo y dos packs de 6 de cervezas Coopers. Buscamos en el Woolworths la bandeja de pollo con mejor cara. Sin maquillaje, sin la piel brillante; con el corte exacto para que tarde en hacerse el mínimo tiempo en la barbacoa. Lo vemos, alargo el brazo y se lo arrebato a un australiano con cara de pocos amigos. “Lo siento tío, nosotros ya estamos metidos en el juego aussie”, pienso mientras lo meto en el carro de la compra. Si lo que quieres es comprar alcohol en South Australia tienes que salir del supermercado. Irte a una tienda que se llama “El Camello Sediento”, aparcar el coche dentro y entrar en un frigorífico gigante en dónde hay centenares de cajas de cervezas. Coges tu caja con 24 cervezas y si fuéramos el inglés de la fiesta de despedida de Gabor, te la podrías beber de una sentada, pero siendo nosotros, cogemos dos packs de 6 y lo repartimos con el resto de invitados del cumpleaños. Estamos dentro de la fiesta.


Flash Número 2. Los viajes por el mundo.
El padre de Tom terminó un día sus estudios de Derecho y le dijo a su novia de la universidad: ”Durante los próximos dos años olvídate de todo. Nos vamos a recorrer el mundo”. Cogieron un avión hasta Moscú y trazaron tres líneas en el mapa del mundo que tenía dibujado en su libro de bachillerato. Una línea que recorría toda la Europa que queda a la derecha de Rusia; otra que llegaba hasta el cono sur de la India, y la tercera que llegaba hasta Sudamérica. Partieron el primer año de forma equitativa: 6 meses hasta que llegaron a España, y los otros 6 meses visitando los países que terminan su nombre en “-stan”: Afganistán, Pakistán, Turkmenistán. Luego visitaron la parte de la  India más pobre y con el dinero que había ganado como camarero en un bar gay de la zona, compraron un billete de avión hasta Sudamérica. No ahorraron mucho dinero, lo  justo para el vuelo. Intentaron imitar el viaje que hizo el Che en su motocicleta, pero no lo consiguieron terminar. Evidentemente con el intento ya mereció la pena. Luego pensaron que para formar una familia no había mejor sitio que volver a su hogar australiano. Tuvieron tres hijos y hoy están celebrando en la casa del mayor, el primer año de su primer nieto: Luca.

Flash Número 3. Regalos envueltos en papel de periódico.
Una fiesta de cumpleaños culmina siempre en el momento de la entrega de los regalos. Mientras Luca se llena la boca de pasteles de chocolate, virutas de colores y caramelos M&M´s, Tom tiene que ir abriendo todos los paquetes que ha recibido. Ropa, juguetes, zapatillas diminutas. Para que nadie se sienta triste por no recibir regalos, existe una tradición australiana (o por lo menos en casa de Tom y Melanie), de ir pasando un enorme paquete envuelto en papel de periódico. Todos los invitados participan en el juego. Tom pone una canción de niños en el reproductor de música. Algo así como “en el auto de papá nos iremos a pasear…”; mientras tanto el regalo va pasando de un invitado a otro. La canción suena, el paquete se mueve y de repente la música se para. El invitado que tenga en ése momento el paquete en sus manos, tiene que abrir el paquete. Le quita el papel de periódico, como si fuera la capa de una cebolla y le aparece un regalo: un juego de cartas, un bolígrafo, un silbato en forma de pelota de fútbol. A la cuarta vez que Tom aprieta el botón “Pause” de su reproductor, el paquete lleno de regalos está sobre mis manos. Más de treinta personas mirando hacia mí. Sonrisa de agradecimiento y arranco el papel de periódico que esconde mi regalo sorpresa. Un silbato en forma de balón de fútbol. La música de los payasos de la tele vuelve a sonar.


Flash Número 4. La suela de plástico
El fuego te atrapa si eres capaz de mirarlo más de diez segundos sin pestañear. Te hipnotiza, te lleva a dónde quieras. El pollo se está terminando de hacer sobre la barbacoa, mientras el frio me lleva hasta la hoguera que han encendido los chicos australianos. Tom y tres de sus amigos se sientan alrededor del fuego. La noche es fría, llueve y no hay mejor lugar en el mundo ahora que estar delante de esta hoguera. No importa si me he dejado en casa la chaqueta de invierno, con el calor que desprende el fuego voy a ser capaz de aguantar todas las horas que haga falta. Los australianos hablan acortando las palabras. Me cuesta seguir el ritmo de lo que dicen, pero yo he venido a dejar que las suelas de plástico de mis Converse se derritan lo justo para que me calienten los píes.

Flash Número 5. Las posturas
Nuevo juego alrededor de la hoguera como excusa para ir bebiendo mientras pasa la noche. “Yo nunca he hecho…”. Para qué engañarnos, la frase siempre se termina con algo referente al sexo. Si nunca has hecho lo que acaba de decir el que empieza la ronda, te va a tocar beber; si la respuesta es que sí: no importa si bebes o no. Te vamos a interrogar hasta que confieses con quién, cuándo, cómo, dónde o cuántas veces. El sexo siempre vende. Un ejemplo ligero: nombres raros de posturas sexuales.
Gecko (La lagartija): Ducha compartida. Las palmas de ambas manos de la chica sobre la mampara de la ducha. Intento de escape mientras las manos parecen escalar por la mampara. Vaho y gotas de agua caliente. El resto os lo dejo a vuestra imaginación.


Flash Número 6. La última canción.
Fin de fiesta. La mayoría de invitados está durmiendo en su cama desde hace horas, pero los buenos todavía estamos alrededor de la hoguera. Ha llovido tanto sobre nosotros que me parece raro que las llamas todavía nos estén calentando. El portátil de Melanie tiene las canciones de la fiesta. Ella es la disc-jockey de ésta noche. Baila mientras suena Manu Chao, Jarrad imita la voz de un grupo australiano, Muireann se mueve al ritmo de una canción de Drum´n´bass. Todos tienen su canción, que va a sonar en cualquier momento de la fiesta. Es el momento de nuestra canción. “Esta va a ser vuestra canción chicos”, creo que dice Muireann. Vamos al centro de la pista que se ha formado espontáneamente en el jardín. Un segundo de silencio y los primeros acordes de “Alive”suenan en la pista verde. Los coros corren por nuestra cuenta. Mis ojos le piden bailar a los pies de Lorena, que en seguida me dicen que sí. Mi boca le canta la canción entera y sólo la cierro para besar sus labios. Es la última canción y nos vamos a casa. Doce horas después, el cumpleaños de Luca ha terminado.