Enter Sandman, Metallica (1991)
El manager de Metallica acaba de recibir una oferta multimillonaria del gobierno de los Estados Unidos. Un millón de dólares por cada canción que el grupo toque delante de un grupo de presos en Guantánamo. El manager se lo suelta así a los cuatro.
"¿Tortura? Nosotros hemos estado torturando con nuestra música durante años a nuestros padres, a nuestras esposas, a nuestros amigos, a la gente que queremos? ¿Por qué tendrían los iraquíes que ser diferentes?", esa es la respuesta del cantante de Metallica a la propuesta. El resto del grupo no tiene voz ni voto. El avión privado del grupo está esperando en el aeropuerto de Los Ángeles para llevarlos al sureste de la isla cubana.
En la prisión de Guantánamo todos los presos esperan encadenados la llegada del grupo. Los carceleros han probado todas las torturas posibles pero ninguna funciona. Nadie dice dónde está Bin Laden. Algún pez gordo del departamento de defensa del gobierno de Estados Unidos tuvo la idea. “Con éstos cerdos no sirve la música enlatada. Qué vengan los de verdad a tocar en su puta cara y nos van a decir todo lo que queremos saber”.
Los prisioneros están atados de pies y manos, encadenados al suelo dentro de un habitáculo de seis metros cuadrados; el aire acondicionado marca siempre menos de 5 grados centígrados. En este estado, el nivel de ansiedad y los daños psicológicos son incalculables.
“No hay mejor dinero gastado que éste”, le dice el manager del grupo al pez gordo del departamento de defensa.
“Estoy convencido que sus chicos lo conseguirán. Pero ya sabes que quiero que toquen la misma canción una y otra vez. Según lo acordado. Con “El hombre del saco” van a terminar diciéndonos dónde se esconde la última cucaracha de la tierra”.
Después de escuchar siete veces la canción al máximo nivel de volumen, ningún preso de Guantánamo ha soltado nada. El sudor de los cuatro componentes se ha manchado con millones de dólares que no sirven para encontrar a ninguna cucaracha. “La última vez y nos vamos”, suelta el cantante mirando al bajista. Sonido de baquetas marcando el “un, dos, tres, cuatro” y vuelta a empezar.
Y al final encontraron a Bin Laden.
Bohemian Rhapsody, Queen (1975)
“Yo no puedo entrar en el cuerpo de éste tío…”
“Son ordenes de arriba, chaval. Estamos a punto de culminar. Es tu turno”
“¡Pero tú has visto quién es! Tú también tienes conexión con los ojos, verdad”
“Si, ya sé quién es, pero no es nuestro problema. Era su problema saber con quién se metía en la cama”.
“Y si abortamos la gran explosión y no entramos ninguno de nosotros. A veces pasa…”
“Tú estás tonto. Estamos en plena expansión mundial y tú pretendes elegir a quién infectamos y a quién no. Si no se toman precauciones, es lo que les va a pasar a todos de aquí en adelante”
“Voy a ser el culpable de la futura muerte de una estrella del rock”
“Piénsalo de otra manera. Estás a punto de entrar en el cuerpo de una estrella del rock, vas a hacer que su sistema inmunitario se debilite, que sus glóbulos blancos luchen contra ti y no te venzan. Acuérdate todo lo que te enseñaron en la escuela. La gente se va a concienciar cuando se entere del motivo de su muerte. La enfermedad está imparable en éstos momentos. Con un par de muertes de famosos, el mundo nos da la importancia y el respeto que merecemos…. ¿Por qué me tocan siempre los cobardes?”
“No estaba preparado para éste momento”
“Ya no hay tiempo para dar marcha atrás”
“Podemos esperar a infectar a otro de sus muchos amantes. No podemos hacerle esto al mundo de la música”
“Pero quién coño te ha explicado a ti la función de tu existencia, chaval. ¿Sabes a qué nos dedicamos? No somos hermanitos de la caridad. Somos una puta plaga”.
“Sólo quería darle una última oportunidad, es uno de mis grupos favoritos, joder”.
“Sí, señor, ahora mismo se lo comunico. Oye, que los de arriba me dicen que quedan menos de diez segundos para la culminación. Joder, éste tío tiene un aguante increíble”.
“No puedo, no puedo ser el culpable de la muerte de Freddy, no puedo”.
“¡Vamos niñato! En posición y cuenta atrás…tres, dos, uno…”
El constipado que Freddy Mercury no termina de curarse desde hace un par de semanas le ha llevado hasta el hospital del centro de Londres. Tiene que hacerse un análisis de sangre para descartar cualquier enfermedad peligrosa.
El médico le entrega los resultados del análisis una semana más tarde con semblante muy serio. Freddy está a punto de abrir el sobre con los resultados de su análisis de sangre.
El médico le entrega los resultados del análisis una semana más tarde con semblante muy serio. Freddy está a punto de abrir el sobre con los resultados de su análisis de sangre.
Wanted Dead or Alive, Bon Jovi (1986)
El batería de Bon Jovi es el único que sigue metiendo groupies en su camerino. Los demás se han casado, divorciado, son casi abuelos y ya no quieren meterse en líos con las fans más ligeras de cascos. Cada miembro tiene su camerino separado del resto. No hay necesidad de compartir espacio cuando eres una estrella del rock. Han llegado a ese estatus después de muchos años sacando canciones que ponían patas arriba a cualquier adolescente con las hormonas en plena ebullición. Bon Jovi tiene su propio camerino al que es prácticamente imposible acceder. Antes de cada concierto necesita más de dos horas para cubrir su mayor secreto. Hoy tocan en Winnipeg (Canadá) y la groupie que estaba hace un momento en el camerino del batería se está paseando por la zona prohibida sin que ningún gorila le haga caso. Bon Jovi se ha olvidado hoy de cerrar la puerta de su camerino con llave. La groupie intuye que las iniciales J.B.J no se refieren a ninguna marca de whisky. “Éste debe ser el camerino de Jon”, piensa la chica mirando alrededor para que nadie la descubra. Bon Jovi sigue tapándose su mayor secreto delante del espejo. Es un trabajo duro que lleva haciendo desde que cambió de look a principios de los 90. La groupie se acerca a la puerta del camerino y gira la manilla de la puerta, sin hacer ruido. Cuando abre la puerta descubre el mayor secreto de la historia del Rock.
“Eres completamente calvo, ¡noooo!”, la groupie que retozaba con el batería hace media hora, acaba de descubrir la verdad de Bon Jovi.
“¿Y tú quién demonios eres?”, le dice Bon Jovi intentando colocarse la peluca rápidamente. Se la pone al revés y no es capaz de ver nada. “¿Cómo has conseguido entrar aquí? Malditos gorilas canadienses ineptos”, Bon Jovi se coloca su peluca como puede y le dice a la groupie que entre dentro.
“¡Dios, no puede ser! Eres una puta bombilla”, la groupie acaba de ver a su ídolo en su más dolorosa realidad.
“Verdad que esto va a quedar entre nosotros, amor”
Bon Jovi no tiene más remedio que hacer lo mismo que viene haciendo desde hace muchos años cada vez que una fan descubre su secreto. Desde que están en Canadá ha tenido que hacerlo con cuatro chicas más. Matarla.
El Winnipeg News del día siguiente abre su portada con éste titular.
“Quinta fan de Bon Jovi que desaparece después de un concierto del grupo en su gira por Canadá. La policía sospecha que pueda tratarse de alguien cercano a la banda”.
“Quinta fan de Bon Jovi que desaparece después de un concierto del grupo en su gira por Canadá. La policía sospecha que pueda tratarse de alguien cercano a la banda”.
Apago mi iPod antes de ponerme a cenar. Ya son las 18:30 y mi cabeza necesita un poco de tranquilidad. Los sueños se empiezan a despertar en España. Buenos días y que la buena música os acompañe en éste día de otoño frío en South Australia.
Que historia. Supongo que es imaginaria. Un besote mami
ResponderEliminarSam... te echamos de menos!!! Ya sé que estás muy ocupado con el cole y Noel's caravans, pero podrías escribir un poquito los findes, no? Porfaaaa
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